Santiago, 6 de mayo de 2009
Con fecha 29 de abril de 2009 Ud. ha hecho pública una carta dirigida a mi persona, la que hasta ahora no he recibido, a pesar de tener domicilio conocido, razón por la cual paso a contestar también públicamente.
Antes que todo le expreso mis sinceros agradecimientos por la preocupación que manifiesta en estos momentos ante los sucesos que conmueven a la Facultad. Me alegra, porque ha pasado mucho tiempo, prácticamente desde el año 2002, en que no ha habido por su parte pronunciamiento alguno respecto de la marcha de la Reforma que su equipo de trabajo promovió.
No recuerdo que en la coyuntura electoral del año 2006 hubiese circulado una carta suya de las mismas características de las de ahora; o llamando a levantar una candidatura alternativa o al no haber surgido la misma, llamando a anular el voto, en una clara manifestación de repudio a mi gestión al frente de la Facultad.
No hubo acción alguna el año 2006 y tampoco el 2007. Convocado en el mes de noviembre del año 2007 el estamento estudiantil y académico al encuentro triestamental, para analizar la situación de la Facultad y de la Universidad Pública, no hubo absolutamente ninguna participación de su parte en ese evento académico. Es más, según me informó en su momento el señor Vicedecano, sólo se expusieron dos trabajos de profesores. Esta ocasión habría sido, sin lugar a dudas, la más propicia para que hubiera un pronunciamiento de su parte, respecto de la Universidad Pública y la marcha de la Facultad.
Lo importante es que ahora decide intervenir y me parece positivo que así ocurra, aunque, según se verá, estimo que sus letras deben desplegarse en otro contexto.
Lamento que no se pronuncie respecto de la legitimidad de la Toma. Supongo que usted sabrá que se acogieron por mi parte las peticiones de los estudiantes antes de la Toma, que incluso se fijó fecha para las reuniones y que se dieron pasos concretos para convocar al Claustro solicitado por los alumnos. Es decir, este Decanato reaccionó de modo favorable a las peticiones de la mayoría estudiantil. Sin embargo, 200 estudiantes de entre los más de 1300 que votaron el petitorio, ignorando mi invitación al diálogo, se han tomado la Escuela y quieren sustituir al profesorado, en la decisión de quién ocupa el cargo de Decano.
Creo que no es sano para la legalidad vigente omitir toda palabra en relación con la legitimidad de una Toma, cuyo único norte hoy día es la renuncia del actual Decano.
Paso a comentar su carta.
1. Reforma del Plan de Estudios.
Bajo este Decanato, como es evidente, no ha habido absolutamente ningún gesto o acción que pudiera interpretarse como una amenaza o un daño concreto a la Reforma o a su equipo de colaboradores. Basta con constatar la situación personal de los profesores Atria, Horvitz, López, Sierra, etc., etc., para confirmar esta afirmación.
He cultivado la tradicional camaradería que hizo prestigiosa a esta Facultad: bajo este Decanato ha sido posible la convivencia civilizada, auténticamente respetuosa, entre académicos, que en el pasado estaban en bandos opuestos.
El núcleo más cercano de señores profesores que lo acompañaron en su administración, ya sea con cargos directivos o con actividad académica, decidieron en un primer momento por si y ante si, luego de la derrota electoral, marcharse de la Facultad dejando la responsabilidad de la aplicación de la Reforma a mi persona y al equipo que entusiastamente me acompaña.
Usted demanda ahora mayor diligencia y preocupación por el espíritu de la Reforma. Sólo cabe preguntarse ¿Por qué ahora demuestra tal preocupación por el curso y desarrollo de la Reforma si una vez que tuvo lugar la elección, se alejaron de la Facultad y no siguieron aportando a través de los diferentes mecanismos institucionales sus puntos de vista?
No obstante lo anterior, y considerando los aspectos positivos de la Reforma, procedí a su implementación. E insisto en que dicha implementación es un mérito académico del equipo que he dirigido en estos años.
Las críticas contenidas en el apartado Programa de Estudios de Licenciatura evidencia su preocupación tardía respecto del éxito de la Reforma que fue diseñada durante su gestión.
Pero hay algo más, basta leer los artículos del Reglamento de Estudios vigente para constatar su falta de conocimiento de este tema tan relevante. Por decisión suya y de su equipo se dispuso que la Reforma sería evaluada luego de cinco años de su implementación. Seguidamente se estableció que las propuestas de Reforma las discutiría el señor Director de Escuela con los señores Directores de Departamento y se propondrían al Decano.
Critica usted el procedimiento seguido en la evaluación de la Reforma. Con esta crítica muestra una falta de coherencia, y lo que es más grave, una falta inexcusable de conocimiento que, lamentablemente, sólo puedo atribuir a mala fe. El procedimiento reglamentario se fijó por usted y su equipo el año 2002. No incluía por cierto a los estudiantes.
Reproduzco el artículo del Reglamento en cuestión para que lo recuerde:
Artículo 59: Al menos cada cinco años, la Dirección de Escuela realizará, en conjunto con los departamentos, una evaluación global de la aplicación del Plan de Estudios. De acuerdo con el resultado de estas evaluaciones, la Dirección de Escuela propondrá al Decano las modificaciones del Plan de Estudios que se estimen convenientes.
Es decir la capacidad de decisión que tengo respecto de la Reforma la ostento no porque no sea democrático o me niegue a la participación, sino, porque usted y su equipo se las entregó al Decano en el artículo 59 citado.
Bastaría con todo lo dicho para dar por contestada su carta pública. Lo señalado hasta ahora pone de manifiesto el total abandono en que dejó usted y su equipo el proyecto de Reforma.
Tiene usted todo el derecho de formular críticas, sin embargo, le desconozco la calidad moral para protestar hoy día por el estado actual de la Reforma, menos calidad moral le reconozco para decirme a mí y a los directivos de la Facultad cómo hemos de actuar en esta coyuntura: han pasado más de seis años de abandono de su proyecto de Escuela por parte suya y de su equipo.
1. Reformas acogidas
En una nueva señal de falta de preocupación real por el alcance de mis decisiones no repara en la palabra síntesis que allí se emplea para describir lo resuelto.
Los señores representantes de los estudiantes y varios consejeros que entiendo cercanos a su postura, pudieron perfectamente informarle que se encargó al señor Director de Escuela preparar la Reforma del Reglamento con la totalidad de las modificaciones acogidas. Espero en el curso de la próxima semana, cuando la Escuela recobre la normalidad, enviar a la Comunidad Académica toda la información a este respecto.
2. Estudios de postgrado
Rechazo terminantemente todas las expresiones vertidas en este apartado y que desconocen el trabajo sistemático que viene desarrollando la profesora Maricruz Gómez de la Torre Vargas, Eric Eduardo Palma y Pablo Ruíz-Tagle.
Hasta ahora nadie había cuestionado en esta crisis la labor desarrollada por la Dirección de Postgrado, salvo por el hecho de que mi persona presidiera el examen de doctorado. Ha cometido usted un error lamentable al pretender abrir un nuevo frente de crítica a la actividad de la Escuela.
Veo que ignora usted que el Magíster en Derecho, con y sin menciones, es el único hasta la fecha acreditado en el país. Al parecer también ignora que se ha mejorado notablemente los índices de titulación, así como la demanda por ingresar al Programa. Al parecer lo importante en el día de hoy no es reconocer avances, sino, de manera absolutamente irresponsable, abrir nuevos frentes de ataque a este decanato.
3. Investigación
Celebro que al menos se haya abandonado el discurso de que en la Escuela no hay investigación y que se haya sustituido por la idea de que hay investigación, pero, individual y escasa. Ya es un avance el que se dignen a reconocer que bajo nuestro decanato sí se ha investigado.
He entregado la responsabilidad de esta materia a una académica, a quien ha correspondido la misión de transformar en institucional lo que aparece como personal. Si bien los resultados no han sido los óptimos, le agradezco sus inquietudes y vamos a estudiar cómo reformular esta temática, con el objeto de que sea más productiva y provechosa para la Universidad y el país.
He señalado que bajo este decanato se han realizado Congresos Nacionales e Internacionales, se han publicado por la Facultad un número significativo de obras y revistas, que ponen de manifiesto la investigación del profesorado de la Facultad. Estas actividades han contado con la promoción y el apoyo de las autoridades, y están consignadas, sujetas a su consulta en el sitio institucional de la Facultad (www.derecho.uchile.cl).
4. Infraestructura
Jamás pensé que un académico de la Facultad podría hacerse eco de la queja de los estudiantes de haber ocupado el nuevo edificio de la Facultad lo que usted llama, “el patio de la Escuela”, y que los estudiantes denominan el Matto Grosso. Todos sabemos lo que significa en la cultura de la Escuela dicho lugar. Desde el primer día que se informó a la Escuela que se construiría el Edificio un grupo de estudiantes se opuso porque implicaría eliminar este espacio. Para usted, “esto era una locura del Decano”. Años más tarde la comunidad académica constata que el antiguo Decano participa de la ideas que era mejor el “Matto Grosso” que un edificio de más de 7 mil 700 metros cuadrados.
El edificio está emplazado en el mismo lugar donde estaba el Casino, luego, sólo se ocupó una parte muy menor del espacio libre de la Escuela. No está como usted señala “metido en el patio de la Escuela”.
El efecto práctico del nuevo edificio es que el actual Casino supera con creces en calidad y servicios al que usted gestionó durante cuatro años. En su carta señala usted, página 6, que su propuesta de ampliación de infraestructura la dejó en manos del Vicerrector, señor Cáceres, y del Rector, señor Riveros. En todo caso, usted sabe y calla la respuesta que de ellos recibió. Nada tengo que comentar al respecto, salvo, que yo asumí que el problema de la Infraestructura lo resolvería la propia Escuela o no lo resolvería nadie.
Se olvida que la Casa Central ha mantenido una política ya tradicional de asignar un porcentaje muy escaso de fondos a la Facultad. Pedir a la autoridad central comprar, o arrendar como señala usted, era a todas luces inconducente.
5. El cuerpo académico
Sólo puedo comentar respecto de este asunto que no recuerdo ningún gesto o acto suyo que pusiera remedio a este problema ¿Que carga horaria se asignó a los profesores que concursaron cátedras bajo su gobierno? ¿Todos los profesores que trabajaron en las unidades académicas que usted fundó concursaron sus cargos? ¿Estima usted posible prescindir de profesores horarios para realizar las actividades de la Facultad? ¿En qué proporción deben concurrir los profesores de media jornada, jornada completa y a honorarios? ¿A cuántos académicos jóvenes les rebajó usted la jornada y las remuneraciones? ¿A cuántos académicos les pidió que renunciaran a sus remuneraciones? ¿Cuál fue su política de reajuste de remuneraciones?
Bajo mi dirección se han concursado 104 cargos de ayudantes y profesores. No hay en la historia reciente de la Facultad otra estadística semejante.
Respecto de la autonomía y mayor eficacia de los departamentos, ignoro qué medidas concretas se impulsaron bajo su mandato.
6. Personal de Colaboración
Y en relación al personal no académico, aunque para usted no es un tópico a considerar, no los olvidemos. Ellos también forman parte de la comunidad universitaria ¿Por qué casi la mitad de los funcionarios de la Facultad los tenía usted a honorarios, sin previsión ni sistema alguno de salud? Siempre les dijo que no los podía contratar. ¿No será que no tuvo interés en hacerlo? Este decano no tuvo ningún problema en incorporarlos a la planta y a la contrata según correspondiere. Incluso, regularizamos su carrera funcionaria.
Transformación de la cultura de la Escuela
Señalé en el año de 2007 a través de la prensa (El Mercurio, noviembre de 2007) que con la inauguración del Edificio Los Presidentes, obra de la que la Facultad se siente orgullosa, cerrábamos una etapa y abriríamos otra. El nuevo tiempo requiere de una nueva cultura académica y estudiantil y en ello estamos empeñados.
Espacio legítimo para el diálogo
No espero respuesta a esta carta, y si la hay por su parte no la contestaré. Creo que el escenario adecuado para este intercambio epistolar no es el de una Toma.
Las cuestiones por usted planteadas deben ser objeto de debate y discusión en las próximas elecciones de autoridades de la Facultad. Lo invito a que cuando se convoque a dichas elecciones presente usted y su equipo de trabajo sus ideas acerca del pasado y el futuro de la Escuela.
Atentamente
Roberto Nahum Anuch
Decano