Señor Director:
La toma de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile cumple más de una semana. Muchas cosas se han dicho sobre ella y es por esto que nos gustaría aclarar ciertos puntos.
Esta movilización nace a partir de un trabajo de investigación serio y responsable que los estudiantes de nuestra Facultad venimos realizando desde hace más de un año y a partir del cual hemos sido capaces de construir un fino análisis de la situación académica de nuestra Escuela. Este análisis nos ha llevado a concluir que tenemos el privilegio de estar estudiando en la mejor Facultad de Derecho del país, donde seguimos teniendo en gran medida excelentes profesores y donde por sobre todo, siguen año a año entrando los mejores estudiantes.
Pero el ser los mejores no se puede sustentar sólo en la constante apelación a la historia y a la tradición sino que se requiere un esfuerzo mancomunado de toda la Comunidad Universitaria para enfrentar un profundo proceso de modernización que de cuenta de los enormes desafíos que debemos asumir en virtud de nuestra condición de Universidad Pública que cumple un rol social trascendental en nuestra sociedad.
En este sentido, y gracias al trabajo que arriba mencionaba, los estudiantes hemos constatado que nuestra Facultad ha ido dejando de lado la funciones que marcan la diferencia entre ser una Universidad compleja y una meramente docente cuya preocupación central es la formación de profesionales para el mercado. Esas funciones son la investigación (creación de nuevo conocimiento) y la extensión (socialización del mismo). Esto sumado a la carencia de un proyecto de desarrollo institucional de largo plazo, y la irracionalidad en la composición de nuestro claustro académico (con más de 40% de profesores invitados y un bajísimo número de profesores trabajando a jornada completa o media jornada), además de la ausencia de espacios de deliberación reales en donde la Comunidad Universitaria se siente a repensar constantemente el hacia donde vamos, ha derivado en un política de improvisación que actúa en directo perjuicio del liderazgo que debe asumir nuestra Facultad en el debate público nacional.
En lo anterior, la actual administración tiene directa responsabilidad y creemos que no da las garantías necesarias para enfrentar un proceso de reforma tan profundo como el que hoy estamos planteando.
Estos son nuestros motivos y no otros. Descartamos de plano toda acusación de colusión o instrumentalización de este movimiento que ha sido capaz de poner en el centro de la discusión el sentido mismo de nuestra casa de estudios, y abogar porque de una vez por todas, y tal como hace más de 150 años nos mandatara nuestro fundador Andrés Bello, la nuestra sea una Universidad al servicio de Chile y los intereses de su pueblo.
Y si bien no es nuestro tema central, no podemos dejar de referirnos a la grave acusación de plagio que hoy pesa contra nuestro Decano Roberto Nahum. Frente a esto, nos parece impresentable la decisión de Rectoría de inventar un procedimiento ad-hoc fuera de toda legalidad y en un plazo que la Comunidad Universitaria no puede sino rechazar. El manto de duda que hoy pesa sobre nuestra máxima autoridad debe ser resuelto mediante un debido proceso en los tiempos más breves posibles para evitar el desprestigio que esta situación genera a nuestra institución.
Gabriel Boric Font
Presidente Centro de Estudiantes
Facultad de Derecho
Universidad de Chile